DE EL CARRIZO A LA CONCHA


octubre 18, 2019

Jueves negro para Sinaloa… y AMLO!

Por José Angel Sánchez López-

Mis fallos me asaltaron. Las cosas que había omitido o ignorado, las que había dejado a un lado. Lo que debería haber dado y no hice… Richard Matheson

Culiacán vivió este jueves 17 de octubre los hechos mas aterradores de toda la historia, superando los días violentos del gobierno de Alfonso G. Calderón que obligaron al surgimiento de la Operación Cóndor que trajo mas violencia a la sierra y los de Antonio Toledo Corro que motivó la llegada del Gral. Rodolfo Reta Trigos y la toma de las calles de la capital sinaloense por las fuerzas castrenses para devolver la tranquilidad a la ciudadanía.

Jamás en la historia, ni en la época revolucionaria que registró choques armados en las inmediaciónes del Santuario se había tomado a sangre y fuego la capital del Estado como sucedió este jueves negro.

Culiacán volvió a ser tema de los medios de comunicación del mundo entero, tema negativo para nuestra entidad por las fuerzas de una célula del narcotráfico que sembraron el pavor en miles de familia, no solo radicadas en Culiacán sino en todo Sinaloa.

La detención de Ovidio Guzmán López, hijo del narcotraficante Joaquín Guzmán Loera desató una movilización de las fuerzas de la delincuencia que superó en rapidez y efectividad a las fuerzas federales armadas y policiacas del Estado y municipio.

En cuestión de minutos decenas de sujetos, jóvenes en su mayoría, se lanzaron al rescate de su jefe, iniciándose los enfrentamientos en las calles del sector Tres Rios que luego se extenderían a varios puntos de la ciudad capital.

Mientras las fuerzas armadas, con la “afamada” Guardia Nacional que aquí demostró su incapacidad para combatir al crimen organizado buscaban infructuosamente la forma de “legalizar” la captura mediante una orden de aprehensión (¿que no fue detenido cuando atacaron a un grupo de elementos de la GN y Ejército que patrullaban las calles, es decir infraganti…?) los grupos del narco se movilizaban.

Se inició una serie de balaceras que sembraron el pavor en los habitantes de Culiacán, pues ya se escuchaba la metralla en céntricas zonas, ya en fraccionamientos y colonias.

La ciudad capital fue sitiada, no por las fuerzas armadas sino por grupos de sicarios, algunos vestidos con uniformes militares y con camionetas con apariencia de militares.

Con esos supuestos militares se mezclaban otros vestidos de civil, con percheras, chalecos blindados y poderosas armas de todo tipo destacando las de alto poder.

En pleno centro de Culiacán una camioneta se movía disparando con una Barret fija en la plataforma, disparada por un joven que ni se preocupó por ocultar su rostro, como la mayoría de los sicarios que participaron en las balaceras.

Tal era el cinismo con el que actuaban, así de abierto era el reto a las autoridades, la burla para la Guardia Nacional de López Obrador y las otras corporaciones.

Después de horas de disparos el gobierno federal liberó a Ovidio Guzmán.

Se rindió… pues!

El argumento del Presidente López Obrador y sus voceros del Gabinete de Seguridad Federal ha sido que fue para evitar una masacre.

Si, se evitó que corriera mas sangre pero el gobierno federal demostró su debilidad ante la fuerza del narco.

Demostró que la tan cacareada Guardia Nacional no está preparada para enfrentar a las fuerzas del narco que tienen armas poderosas y el valor para enfrentar a cualquier corporación.

Eso se demostró este jueves negro.

Las fuerzas del narco no solo lograron la liberación de su jefe sino también la fuga de 50 internos del penal de Aguaruto que desarmaron a celadores y se sumaron a la ofensiva narca. Uno de los evadidos fue abatido al enfrentarse a balazos con policías, seis fueron recapturados y los demás huyeron.

En la conferencia de prensa del Gabinete de Seguridad Federal el secretario de la Defensa Nacional, Luis Crescencio Sandoval aceptó que el operativo fue mal planeado, y fue precipitada, reconoció que las fuerzas de seguridad desestimaron el poder de fuerza y convocatoria del grupo de Ovidio Guzmán.

Y remató: «Formalmente no hubo una detención».

Oficialmente no, pero sí el capo estuvo en poder de las fuerzas federales y supuestamente por tecnicismos legales lo soltaron.

En fin, este jueves fue un día negro para Culiacán y Sinaloa pero también ´para el Presidente Andrés Manuel López Obrador y su política de abrazos no balazos, acusarlos con sus mamás y abuelitas y guácalas con fúchilas a los que el narcotráfico no teme… al contrario, se burlan de él!

El señor Presidente puede seguir haciendo realidad sus caprichos como el tren maya, el aeropuerto de Santa Lucía que despojó a la SEDENA, las becas a los ninis que no solucionan nada, mientras la cruda realidad que vive México sigue ahí.

Y no sigue estática, no…

La violencia sigue creciendo y las cifras de muertos en asesinatos y enfrentamientos crecen y ya superan todas las estadísticas de los gobiernos federales anteriores.

Ya no es posible que a todo el señor López Obrador exprese que son culpas de los gobiernos pasados.

Ya no se trata de buscar culpas ajenas para eludir responsabilidades actuales.

La realidad es que aquí falló el gobierno de López Obrador, que lo del jueves fue una muestra de un Estado fallido.

Es una opinión generalizada en todo el mundo. Así lo comentan medios internacionales a los que López Obrador y sus enajenados chairos calificarán de “neoliberales” y “fifís”.

Y mientras siga el señor López soñando y predicando abrazos no balazos y sus etcéteras, la violencia seguirá y la delincuencia podrá actuar tranquila diezmando vidas pues tenemos un gobierno federal tolerante y sumiso.

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