La enfermedad es frecuente y puede asociarse con una morbilidad significativa, pero existen varias opciones para la terapia aguda.
El estudio de la carga global de enfermedad de 2016 señaló que la migraña afectaba aproximadamente al 14,4% de la población mundial, clasificándose como la segunda causa general de años de vida con discapacidad y la principal causa de años de vida con discapacidad en mujeres jóvenes. Se conceptualiza mejor como una afección neurológica crónica marcada por ataques de dolor de cabeza y síntomas acompañantes como fotofobia, fonofobia, náuseas/vómitos y aura. Además de la modificación del estilo de vida y los factores ambientales, su manejo incluye terapias agudas (intervenciones necesarias para aliviar los síntomas durante un ataque) y terapias preventivas (intervenciones para reducir la frecuencia y gravedad de los ataques). La necesidad de terapias preventivas depende de la frecuencia y gravedad de los ataques de migraña y, por lo tanto, es posible que no se requieran para todos los pacientes. Sin embargo, a todos se les debe ofrecer terapias agudas con el objetivo de proporcionar un alivio rápido, eficaz y confiable del dolor y de los síntomas con efectos adversos mínimos.
Investigadores del Centro de práctica basada en evidencia de Mayo Clinic, en Rochester, Estados Unidos, evaluaron los beneficios y daños asociados con los tratamientos agudos para la migraña episódica en adultos. Se consideraron ensayos clínicos aleatorios y revisiones sistemáticas que habían evaluado la efectividad o el daño terapéutico. Revisores independientes seleccionaron los estudios y extrajeron los datos. El metanálisis se realizó con el modelo de efectos aleatorios DerSimonian-Laird con corrección de la varianza de Hartung-Knapp-Sidik-Jonkman o mediante el uso de un modelo de efectos fijos basado en el método de Mantel-Haenszel si el número de estudios era pequeño. Los principales resultados incluyeron la ausencia de dolor, alivio del dolor, ausencia sostenida de dolor, alivio sostenido de dolor y eventos adversos. La solidez de la evidencia (SOE, por sus siglas en inglés) se calificó con la Guía de Métodos de Calidad e Investigación de la Salud de la Agencia para Revisiones de Efectividad y Efectividad Comparativa.
La evidencia sobre triptanos y fármacos antiinflamatorios no esteroides se resumió a partir de 15 revisiones sistemáticas. Para otras intervenciones, se incluyeron 115 ensayos clínicos aleatorios con 28803 pacientes. En comparación con placebo, los triptanos y fármacos antiinflamatorios no esteroides utilizados individualmente se asociaron significativamente con una reducción del dolor a las 2 horas y 1 día (SOE de moderada a alta) y un mayor riesgo de eventos adversos leves y transitorios. En comparación con placebo, los antagonistas del receptor de péptidos relacionados con el gen de la calcitonina (SOE de baja a alta), lasmiditan (agonista del receptor 5-HT1F; SOE alta), dihidroergotamina (SOE moderada a alta), ergotamina más cafeína (SOE moderada), acetaminofeno (SOE moderada), antieméticos (SOE baja), butorfanol (SOE baja) y tramadol en combinación con acetaminofeno (SOE baja) se relacionaron significativamente con la reducción del dolor y el aumento de eventos adversos leves. Los hallazgos para los opioides se basaron en una SOE baja o insuficiente. Varios tratamientos no farmacológicos se asociaron significativamente a una mejoría del dolor, incluida la neuromodulación eléctrica remota (SOE moderada), la estimulación magnética transcraneal (SOE baja), la estimulación del nervio trigémino externo (SOE baja) y la estimulación del nervio vago no invasivo (SOE moderada). No se encontraron diferencias significativas en los eventos adversos entre los tratamientos no farmacológicos y la simulación.
Por último, existen varios tratamientos agudos para la migraña, con diferente calidad de evidencia. El uso de triptanos, antiinflamatorios no esteroides, acetaminofén, dihidroergotamina, antagonistas de péptidos relacionados con el gen de la calcitonina, lasmiditán y algunos esquemas no farmacológicos se pueden vincular a una mejoría del dolor y función. La evidencia de muchas otras intervenciones, incluidos los opioides, es limitada.
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noviembre 15, 2024
*En la LXXIII Reunión Anual de la Comisión Permanen