En la nueva normalidad, el consumo local será una vía para reactivar la economía.
POR: GERARDO VARGAS LANDEROS
Apesar de que la jornada de confinamiento se terminó el pasado 30 de mayo, el semáforo aún sigue en rojo para todo el país, a excepción de Zacatecas. Esto quiere decir que la pandemia NO ha acabado, solo que ahora muchos debemos salir a pesar de ella.
Hasta este punto, algunos comercios han logrado con relativo éxito encontrar canales para continuar brindando servicios a su comunidad a través de la entrega a domicilio y atendiendo a los clientes vía telefónica, por internet o aplicación; y han sido una gran ayuda para muchas familias durante el aislamiento, demostrando, además, que el consumo de productos locales será la vía para reactivar nuestra economía.
Y es que hoy, más que nunca, son momentos de jalar todos para el mismo lado, no de polarizar y de pensar que desear que le vaya mal al Gobierno federal es casi pedir que nos vaya mal a todos.
Por esto, considero que debemos pensar en alternativas, como promover el consumo de productos locales como una alternativa de economía basada en la comunidad, donde fortalecemos nuestra identidad, pero, además, ayudamos unidos a salir de la difícil situación de desempleo y falta de liquidez que se vive a nivel mundial.
Así, poco a poco irán abriendo empresas y comercios, y en nosotros está tener los mayores cuidados para evitar un rebrote que nos obligue a regresar al confinamiento.
De esta manera, el comercio local, al que ya le urge reactivarse debido a que la pandemia ha traído aparejada una muy profunda crisis económica, irá abriendo sus puertas, y es aquí donde cada uno de nosotros puede contribuir a reactivar nuestra economía local y, así, recuperar algunos de los empleos que se han perdido durante el confinamiento.
Por un lado, los empresarios, los dueños de comercio, deben saber que las medidas de sanitización, higiene y distancia entre personas llegaron para quedarse, por lo que habrán de establecer protocolos como el distanciamiento de mesas, en el caso de restaurantes, o marcadores de distancia en lugares donde se hace fila, así como medidores de temperatura o tapetes sanitizantes a la entrada de los comercios, así como una continua limpieza y desinfección de puertas y en todas aquellas superficies expuestas al contacto de las personas.
En el caso de cada uno de nosotros, debemos estar conscientes de que el uso de cubrebocas es obligatorio, y que muy seguramente será artículo de primera necesidad de ahora en adelante para cuando salgamos de nuestras casas, ya sea a trabajar, en el transporte público, compras, bancos; en sí, todas las actividades que tenemos que hacer fuera de nuestros hogares.
Pero lo que sí es cierto es que debemos, en la medida de nuestras posibilidades, intentar reactivar nuestra economía local, pues en la medida que exista cada vez más gente desempleada, la crisis de salud se verá empeorada por una crisis de seguridad y económica.
Estamos, pues, estrenando una nueva etapa de esta pandemia. Mucho tendremos que cambiar en nuestros hábitos diarios, pero también en nuestra forma de actuar y ver las cosas. El confinamiento, la crisis de salud y económica, así como la nueva normalidad a la que poco a poco vamos accediendo nos obligan a pensar más en nuestra comunidad, nuestra localidad y a reflexionar en cuanto a que la acumulación de dinero y la ganancia es importante, pero más lo es cuando esta alcanza para que el entorno se desarrolle en su conjunto, en equilibrio con el ambiente y armonía con todos quienes integramos nuestra localidad.